Yo apoyo a M.Aylwin, C.Pérez, A.Clarke, G.Lefort, P.García, F.Sandoval, M.Inostroza, H.Lavados y E.Aninat.

Carta a miembros de la Directiva Nacional e integrantes del Tribunal Supremo de la Democracia Cristiana.

De nuestra consideración:

Quienes suscribimos esta carta solicitamos tanto a la Directiva Nacional como al Tribunal Supremo de nuestro partido dejen sin efecto el proceso iniciado en contra de destacados camaradas como Mariana Aylwin, Pedro García, Hugo Lavados, Eduardo Aninat (quien renunció a la Democracia Cristiana), Álvaro Clarke, Felipe Sandoval, Clemente Pérez, Manuel Inostroza y Guillermo Le Fort, al ser declarada admisible una acusación de tres militantes que solicitan su expulsión.

Las razones de nuestra solicitud son las siguientes:

  • Resulta incomprensible ante la opinión pública la actitud de un partido que desea achicarse en vez de agrandarse, negando el debate político y la discusión de la situación del partido y del país luego de las derrotas de la Nueva Mayoría y la Democracia Cristiana, expulsando a quienes han hecho planteamientos legítimos, haciendo uso de un derecho elemental como es la libertad de expresión.
  • Más incomprensible resulta que la propia directiva – mermada en su legitimidad puesto que han renunciado sus principales dirigentes- en vez de buscar apaciguar los ánimos, se haga parte de la acusación, tratando las diferencias de posiciones políticas como faltas disciplinarias dirimidas por los Tribunales. Esa es una práctica de partido totalitario del siglo XX, completamente alejada de la tradición libertaria de la Democracia Cristiana.
  • Se trata de una acusación arbitraria. Basta leerla para comprobar que no hay un argumento para deducir que los camaradas acusados hayan infringido los estatutos, principios o decisiones del partido. Peor aún, cuando camaradas que sí lo han hecho, como ocurrió en la primera vuelta presidencial, con aquellos que no apoyaron a la abanderada del partido y expresaron públicamente su apoyo al contendor.
  • Nadie sale favorecido con esta decisión. Pero el mayor daño se lo infligirá- una vez más- la propia Democracia Cristiana. En vez de mejorar su convivencia, empeorará; en vez de iniciar un diálogo sobre los resultados, seguirá acallando el debate trasparente; en vez de asumir responsabilidades, busca culpables sin razones válidas. No nos cabe duda que, si estos destacados camaradas son expulsados, sancionados o renuncian a seguir en nuestro partido, la imagen del partido continuará deteriorándose.

Es la voz que hemos escuchado entre militantes y simpatizantes que esperan una reparación de este grave error político.