Soledad Alvear: Aprender de la derrota

Hay que “apagar” la retroexcavadora, ponerse el overol y volver a lo que sabemos hacer: políticas con gradualidad y consensos”. Además, técnicamente sólidas, dialogadas y bien implementadas.

La abstención nos propinó una derrota contundente a todos los que creemos en la política como modo de organizar la convivencia ciudadana, y en la democracia como la forma civilizada y responsable de resolver nuestras diferencias. En este sentido, todos perdimos en la elección del domingo pasado, aunque hay que reconocer que la Nueva Mayoría perdió más que otros.

La pregunta ahora es: ¿Qué lecciones podemos sacar de esta derrota? Pienso que hay algunas enseñanzas para el sistema político en general, y también otras para la NM. Partamos por las primeras.

El gran desafío que tenemos por delante es cómo incentivar la participación. Y la respuesta más elemental consiste en que debemos partir por no estorbarla, removiendo algunas dificultades que se dan actualmente el día de la votación. Promover la habilitación de espacios para dejar a los niños menores de dos años para que las madres puedan votar con tranquilidad, poner en marcha sistemas de transporte gratuito, entre otras.

Incentivar la participación de los ciudadanos en diversas organizaciones, como juntas de vecinos, centros de alumnos, deportivas, de adultos mayores, de cultura, etc., es fundamental. En este mundo individualista, dicha participación es cada vez menor.

Mejorar la relación de la ciudadanía, es una tarea pendiente de los representantes elegidos y de los partidos políticos.

Pero no basta. Es necesario reponer el voto obligatorio, porque la política no se rige bajo el modelo del mercado. En efecto, el acto de votar constituye la primera y más básica manifestación de la ciudadanía. Es un derecho, ciertamente, pero también un deber para con la patria, una obligación tan importante como pagar los impuestos, y que, como tal, debe tener un respaldo jurídico.

¿Y qué lecciones podemos sacar en el seno de la Nueva Mayoría? Hay que partir por reconocer que el electorado ha querido castigar a la coalición gobernante. Se hace necesario, entonces, tomar esa sanción con humildad y no buscar malas excusas.

Aunque duela admitirlo, desde el domingo pasado la Nueva Mayoría tiene de tal sólo el nombre, porque por ahora ha dejado de ser mayoritaria: ha pasado a ser una minoría relevante, que en este momento está en el gobierno y conduce los destinos del país, pero minoría al fin. Como leí en las redes, “hay que apagar la retroexcavadora, ponerse el overol y volver a lo que sabemos hacer: políticas con gradualidad y consensos”. Además, técnicamente sólidas, dialogadas y bien implementadas.

Especial interés tienen los resultados de esta elección en el caso de la Democracia Cristiana. Seguimos siendo la agrupación más votada dentro de la NM, y esto tendría que notarse. Es el momento para que el partido fortalezca su identidad, tanto en sus relaciones con los otros socios de la coalición como en sus propuestas. Y de cara a las próximas elecciones resulta importante darnos cuenta de que hay mucho espacio para crecer, tanto en el centro como en la centroizquierda.¿Cómo hacerlo? Esto nos exigirá una reflexión seria, libre de prejuicios y fraternal. Pero tendrá que haber un debate.

FUENTE: Blog LaTercera.com ; Ver acá