Declaración Pública

Nuestro país ha vivido las jornadas más violentas desde el retorno a la democracia.  La vida de todos los hijos de esta tierra ha sido afectada, especialmente de los sectores más vulnerables. Ninguna reivindicación social, por legítima que sea, justifica la destrucción que han sufrido gran parte de las ciudades, caminos, el metro de Santiago, el transporte, los espacios públicos, pequeñas y grandes empresas, iglesias, cuarteles militares, comisarías y propiedades de personas.  Con gran dolor podemos afirmar que en pocas semanas Chile es un lugar más inseguro, más pobre, más injusto y con mayores dificultades para cumplir las legítimas demandas de dignidad e igualdad de la ciudadanía.

En este contexto, después de varios cambios en su gestión, el Presidente de la República ha hecho un llamado a un acuerdo por la paz, un acuerdo por la justicia y un acuerdo para tener una nueva Constitución que interprete a toda la ciudadanía. Al respecto  hacemos un llamado para:

  • Apoyar el llamado del Presidente a construir acuerdos. Ello requiere aunar voluntades a través de un diálogo que genuinamente busque el bien de Chile, deponiendo intentos de imponer las propias convicciones desde los sectores intransigentes. El diálogo democrático, con espacios de participación ciudadana y encausado por las vías institucionales, es el único camino para restablecer la paz que anhelamos.
  • Rechazar la violencia venga de donde venga. Creemos que es esencial que toda violencia sea investigada y sancionada. Hacemos un llamado a dirigentes políticos y sociales a ser claros respecto del uso de la violencia y la necesidad de reponer el orden público y el estado de derecho. La ambigüedad o el apoyo a los violentistas bajo la justificación de sus demandas representa un grave riesgo para la seguridad de la vida en común. Los chilenos no queremos vivir con miedo.
  • Defender la democracia sin titubeos. El Estado de derecho, el respeto a los derechos humanos y los derechos civiles y sociales de los ciudadanos son bienes ganados por el pueblo de Chile, con mucho sacrificio, que ninguna minoría puede amenazar.
  • Respaldar todas las iniciativas que permitan mejorar la vida de nuestros compatriotas, poniendo el acento en aquello que nos une por sobre las legítimas diferencias. Ello implica concordar entre gobierno y oposición, una agenda política clara que aborde los problemas sociales y económicos,  y la definición de una trayectoria para la elaborar una nueva Constitución.  Esa es  la principal responsabilidad que la gran mayoría de los chilenos y chilenas que no están en las calles están demandando a sus dirigentes.
  • Fortalecer mensajes, gestos y acciones de diálogo , encuentro y solidaridad que contribuyan a pacificar los ánimos y unir a Chile en un proyecto común